De esos textos que lees y algo dentro de ti se enciende y se siente feliz de saber que siempre existe la posibilidad de poder regresar a casa. Les comparto un escrito de Carlo Lara, seguro los sensibilizará y los dejará pensando…
Bastaba con salir a la calle y poner unas cuantas sillas para pasar las horas conversando mientras los niños exploraban planetas lejanos o con un par de ladrillos y una bola de trapo, se jugaban el todo en un cascarita de fútbol.
La vida era dura y las enfermedades muchas, sin embargo, podíamos tirarnos al césped en cualquier esquina para contar las interminables estrellas que rayoneaban el cielo…siempre había un abrazo esperándonos y el primer beso, solo existía en nuestra imaginación que terminaba por sonrojarnos.
Fuimos inmensamente posibles y sin embargo, nos traicionó el deseo de ser más que los demás , de tener más que los demás , de imponer nuestras ideas, nuestras religiones y nuestras botas sobre el cuello de aquellos que se volvieron nuestras víctimas…parecía que habíamos aprendido la lección, y que la sangre derramada por siglos era suficiente, incluso, de cuando en cuando alzabamos la voz para expresar un “nunca mas” ! que terminó por volverse un murmullo lejano.
Abolimos la esclavitud solo para recrearla en fabricas inmensas donde comenzamos a explotar a quienes habíamos jurado proteger, dejamos las armas pero creamos nuevas maneras de someter a a los débiles y corruptos por medio de el dinero y la avaricia … perdimos la inocencia, no en el asiento trasero de algun coche sino gracias a una cita rápida, sin dramas y sin condiciones en Tinder…
Nos volvimos grandes alumnos de Maquiavelo y resolvimos qué, para detener a aquellos que aún soñaban con cambiar la inercia, en vez de utilizar la violencia, había que ‘entretenerlos” y ahogarlos en su propio narcisismo donde la gran multitud vive hoy en busca de la selfie perfecta o el último iPhone.
Hoy necesitamos de la realidad virtual en 3a dimensión para sorprendernos en un IMAX cuando bastaría con asomarnos al Cañón del Colorado o a la mirada de un niño…la vida es un espectáculo con 50 cámaras de TV en tiempo real o un par de audífonos que instantaneamente nos alejan de todo…y de todos…
No me molesta el progreso ni las civilizaciones de papel que hemos construido encima de la historia de nuestra especie…lo que me entristece, es que en el camino, hemos ido abandonando lo importante por lo banal y el amor, la empatía o la compasión son hoy, un meme perdido en alguna página de Facebook cuando no hace mucho, nos bastaban un par de zapatos nuevos para sonreirle al mundo…
Gracias por este texto, Carlos Lara.
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