Podcast. ¿Cómo meditar sin desesperar?
Hola. En este episodio del Podcast te platico sobre mi experiencia con la meditación, cómo en un comienzo me resultaba tan difícil, prácticamente imposible y hoy es tan orgánico, de lo que más disfruto en mi vida y lo que me da paz y energía para mantenerme a flote cuando los problemas se vienen encima, o sea, muy seguido.
Te invito a escuchar el episodio 17 del podcast y espero te ayude a comenzar a meditar y a encontrar paz, equilibrio y conexión.
Cuando meditamos podemos entender que:
Mientras menos mente, más dicha, más Dios.
Y es que meditar es observar, no controlar ni cambiar. Aunque curiosamente al aprender a observar y dejar de identificarnos con nuestros pensamientos, con las situaciones difíciles, se disuelven, todo cambia.
Cuando meditamos descubrimos el “truco” de la vida, la forma en la que creamos diariamente todo lo que nos sucede. Nos provocamos mucho más de lo que tememos a lo que deseamos porque el inconsciente nos domina, porque tenemos infinidad de creencias limitantes que nos controlan. ¿Por qué? Porque estas creencias están instaladas desde nuestra niñez, incluso pueden venir desde nuestros ancestros, no las identificamos y a partir e ellas reaccionamos.
Cuando meditamos comenzamos a hacernos conscientes de las creencias que nos rigen, de que “no somos nuestros pensamientos” ellos solo pasan como nubes en el cielo y si tan solo los observáramos sin convertirlos en emoción, pasarían rápido.
Nos dijeron que veníamos a este mundo a luchar cuando realmente hemos venido a aprender a aprender a fluir, a descubrir los misterios de la vida, su extraordinaria forma de refinar la energía y todo cuanto existe.
Las experiencias nos brindan aprendizajes, nos hacen evolucionar, expanden nuestra consciencia, nuestro corazón e inevitablemente nos conducen a nuestro destino: el amor, vibrar más alto.
Quien aprende a meditar se sube a su tabla de “surf”, empieza a descubrir su propio equilibrio para navegar con la vida. No vamos a detener la marea ni vamos a secar el mar ni podremos pararnos en seco porque nos hundiríamos, pero vamos a aprender a disfrutar el vaivén de las olas, a fluir y bailar con ellas.